jueves, 5 de mayo de 2011

1ª parte

Durante el siglo XIX la vestimenta varió sus modos de producción. En su primera mitad apareció la mecanización en los procesos de estampación y también se produjeron una serie de mejoras en las máquinas de hilatura y tejeduría. En 1851 Isaac Merrit Singer modernizó las máquinas de coser, y en 1856 William Henry Perkin obtuvo la anilina, el primer tinte sintético. Además este siglo fue testigo del nacimiento de la confección tal y como se entiende hoy en día, a gran escala, y de la alta costura, creada por Charles Frederick Worth en 1856, año en que abrió su maison en París, en la que presentaba sus colecciones de temporada.


La segunda mitad del siglo


En la década de 1850 surgieron los grandes almacenes, donde se comercializaban productos a precios más asequibles; también las revistas de moda comenzaron a desempeñar un papel importante en el desarrollo de la vestimenta; por último, la evolución de los transportes, con el consecuente crecimiento de las exportaciones, logró una democratización en el vestir.
A comienzos de la década de 1850 surgió el miriñaque, una enagua con aros metálicos (lo más habitual eran los hilos de acero), que sustituyó a la antigua crinolina, realizada con crin de caballo. De este modo las faldas se ensancharon enormemente, y dieron paso, una década después, al polisón. En este caso se trataba de una prenda también interior que realzaba el volumen en la parte trasera de la falda, que se rellenaba con materiales de distintos tipos. La industria de la ropa interior evolucionó notablemente, llegando a la creación del brassiére, el prototipo del moderno sujetador

ejemplos

A partir de 1857, el mundo de la moda cambia radicalmente y empieza a desarrollarse tal y como lo conocemos hoy en día. Hasta este momento los modistos se desplazaban a las casas de sus clientas para confeccionarles las prendas de ropa a medida, pero Worth decide cambiar las tornas y hacer que las clientas se desplacen a su maison para observar las colecciones que crea anualmente. Es el primero en organizar desfiles en su casa de moda, el primero en coser una etiqueta con su nombre en una prenda de ropa y el primero en entender la moda como un elemento social importantísimo.




                                   
 


                                                            


                                        


                    

diferencias

  1. CAMISA: Es la pieza de ropa interior. Suele ser a conjunto con la enagüas.
  2. ENAGÜAS: Son la parte de ropa interior que se lleva bajo la falda. Va acompañada de un ahuecador para asi darle vuelo a la falda
  3. MEDIAS : Suelen ser de seda o algodón y con bordados de flores, iniciales...
  4. ZAPATOS : Normalmente están forrados con la misma tela del traje, y hay de diversos gustos: de punta redonda, cuadrada, con lazo...
  5. FALDA: Una de las partes que mas luce en el traje de fallera. Suelen ser telas de seda o rayon estampadas con flores de colores o borcateladas.
  6. CORPIÑO: Parte superior del traje, que va acompañada de manteletas. Suele ser de la misma tela que la falda, y la característica del traje del siglo XVIII es que es de media manga (hasta el codo), sin embargo en el traje de valenciana del siglo XIX las mangas del corpiño son de farol, es decir, de manga corta. Las mangas de farol suelen ir fruncidas y acompañadas de puntillas. Las del siglo XVIII pueden ir acompañadas de puntilla o de un simple lazo, segun gustos.
  7. LAS MANTELETAS: Las manteletas pueden ser de tul, de seda... y van bordadas de hilo de oro o de plata labrando en la misma tela de la manteleta preciosos dibujos. Su acabado puede ser en forma cuadrada o redondeada.
    Las manteletas se componen de la manteleta superior, que es la que se lleva en el corpiño, y la manteleta inferior, el llamado delantal. Ambas llevan el mismo bordado.
  8. LAS PEINETAS: Las peinetas son del mismo estilo para los dos trajes, pueden ser cinceladas en latón plateado o latón en oro. Se colocan sobre los moños.
  9. EL ADEREZO: El aderezo es otro de los accesorios que mas se luce en el traje de fallera. Suele estar hecho a mano por un orfebre. Para el siglo XVIII el aderezo suele estar compuesto de una cholla, que se coloca en la parte superior del corpiño, junto al escote, el collar, el cual suele ser una cruz, una virgen o cualquier otra cosa mas relacionada con el ámbito religioso, como puede ser un camafeo. Para el siglo XIX suele ser a conjunto con la cholla y suele ser de varias tiras de perlas acompañadas con un broche central o dos laterales. Las agujas, son las agujas que se clavan en el moño trasero y sirven de sujecion de éste.

2ª parte

En la década de 1850 surgieron los grandes almacenes, donde se comercializaban productos a precios más asequibles; también las revistas de moda comenzaron a desempeñar un papel importante en el desarrollo de la vestimenta; por último, la evolución de los transportes, con el consecuente crecimiento de las                   exportaciones, logró una democratización en el vestir.                                                                               
A comienzos de la década de 1850 surgió el miriñaque, una enagua con aros metálicos (lo más habitual eran los hilos de acero), que sustituyó a la antigua crinolina, realizada con crin de caballo. De este modo las faldas se ensancharon enormemente, y dieron paso, una década después, al polisón. En este caso se trataba de una prenda también interior que realzaba el volumen en la parte trasera de la falda, que se rellenaba con materiales de distintos tipos. La industria de la ropa interior evolucionó notablemente, llegando a la creación del brassiére, el prototipo del moderno sujetador.

3ª parte

El Estilo Polisón Vestimenta Estilo Polisón
A partir de mediados del Siglo XIX la mayoría de los vestidos constaban de dos piezas separadas, un corpiño y una falda, a medida que transcurrían los años, se incrementó el uso de ornamentos y detalles, añadiéndose complicados adornos a cada uno de los pliegues de la vestimenta. Como resultado, la silueta natural de la mujer desaparecía debajo de las telas y los encajes.


A partir de la década de 1860, las faldas perdieron volumen en su diámetro total, la parte delantera quedó plana y la posterior ganó en grandeza gracias al apoyo de una prenda interior llamada polisón. El polisón era una almohadilla colocada sobre el trasero, para realzarlo. Las faldas y las sobrefaldas se solían recoger y llenar de vuelos y encajes en forma de cascada. Con solo unos pequeños cambios en los detalles, el estilo polisón continuó hasta los años 90 de este Siglo.


La única excepción a esta regla era un vestido de una sola pieza, que marcaba la figura de quien lo llevaba, apareció a principios de la década de 1870, era conocido como “vestido línea princesa” en honor de la princesa Alejandra (1844–1925), que se convirtió en reina de Inglaterra.


La Belle Epoque La Transición del Siglo XIX al XX


Vestimenta Estilo Belle Epoque
Durante el periodo de la “Belle Èpoque” en Europa (1870-1914), caracterizado por la elegancia el refinamiento y el optimismo, los patrones que regían la moda eran estéticos, siendo secundaria la comodidad y el bienestar físico de la mujer.


Hasta comienzos del Siglo XX la moda femenina fue incómoda a consecuencia de la utilización del corsé, que apretaba todos los órganos internos. Así muchas mujeres se convertían en meros objetos decorativos.


El ideal de belleza femenino debía ser de pecho erguido y abundante, caderas anchas, cintura muy afinada y nalgas exageradas. Así surgieron las mujeres con forma de “S”, que ajustaron las faldas, recogieron el pelo sobre la cabeza, con complicados peinados y adornaron sus enormes sombreros con plumas, haciendo además juego con la estética modernista.


A finales de este periodo comienza a aparecer un nuevo tipo de mujer, por primera vez creado por ellas mismas. Una mujer independiente, que luchaba por el voto y por entrar en el mercado laboral. Para ellas la vestimenta se fue simplificando y la excesiva ornamentación desapareciendo, dando lugar al traje sastre de dos piezas, más adecuado a las nuevas necesidades.
La Evolución de La Ropa Interior. Entre el siglo XIX y el XX
Evolución ropa
A principios del Siglo XIX, la revolución industrial había agilizado la producción de bienes, esto influyó, entre muchas otras cosas, en una mejora del nivel de vida de la población y en una reducción en los precios de las prendas de vestir. Así las clases sociales más acomodadas e incluso las incipientes clases medias adquirirán numerosas piezas y complementos de vestir. Arropado por todo ello se desarrolló una estricta etiqueta social con relación al atuendo, las señoras debían cambiarse de ropa siete u ocho veces al día para seguir los dictados de la sociedad. Los siguientes términos, aplicados a los vestidos, son indicativos de las ocasiones en que éstos se utilizaban: vestido de mañana, vestido de tarde, vestido de visita, vestido de noche (para el teatro), vestido de baile, vestido de etiqueta, vestido de casa, y por último, ropa de dormir.


Se crearon numerosos tipos de prendas interiores adecuados a los nuevos vestidos. Además de la camisola, aparecieron las calzas largas o calzones y las enaguas, y toda la ropa interior femenina se llenó de encajes y adornos. Los miriñaques, polisones y corsés, todos ellos imprescindibles para la silueta esculpida del Siglo XIX, se reconvirtieron en nuevos modelos con dispositivos e inventos novedosos, muchos de los cuales fueron patentados. Los aceros y los muelles hicieron posible esta nueva y amplia selección de miriñaques y polisones, haciendo su aparición en la ropa interior y desplazando a los habituales soportes de tela, crin de caballo, ballena, bambú y roatán. La invención de los objetos de acero en 1929 hizo que los corsés fueran realmente eficaces para moldear la silueta femenina. Las mujeres los siguieron considerando la prenda interior imprescindible hasta principios del Siglo XX.